¡Usa tu poder de compra
en forma consciente y reflexiva!
1. Compremos con inteligencia: los consumidores tenemos el poder de decidir qué y a quién compramos. Así podemos premiar o castigar a las empresas según su comportamiento. Elige pensando en tu salud y en el ambiente.
2. Conozcamos nuestros derechos y obligaciones: los consumidores tenemos leyes que nos protegen, pero también obligaciones que cumplir para vivir en una sociedad donde prime el respeto por la vida y el ambiente.
3. Compremos productos de nuestra localidad: si compramos productos locales ayudamos a dinamizar la economía de nuestra comunidad y a crear empleo; además, consumiremos productos más frescos, económicos y menos procesados.
4. Reduzcamos el uso de envases: Rechacemos productos con envases o envolturas innecesarios. Rechacemos las bolsas de plástico, usemos cajas de cartón, bolsas de papel, de tela o fibras naturales. A más envases, más contaminación.
5. Separemos nuestros residuos sólidos: Separar los residuos debe ser una práctica diaria en la casa: vidrios, papeles, plásticos, latas y residuos de comida. Los residuos orgánicos deben reintegrarse a la naturaleza; los inorgánicos pueden reciclarse, reusarse o reducirse. Existen organizaciones o personas que nos ayudan a disminuir estos desechos, pues en el siglo XXI la “basura” es un negocio rentable.
6. Evitemos el uso de sustancias tóxicas en casa: Prefiramos los productos naturales; con ellos se puede sustituir el uso de una serie de productos, tales como insecticidas, medicamentos, y productos de limpieza y aseo, que generalmente se echan en el desagüe y contaminan las aguas. El bicarbonato, agua, jabón y vinagre son buenos sustitutos para la limpieza. Busquemos más información en las Asociaciones de Consumidores y Ambientalistas.
7. Ahorremos energía: la energía se produce en gran parte con la combustión del petróleo y genera una gran contaminación. Debemos reducir el consumo de energía, usando focos ahorradores, artefactos eléctricos de bajo consumo de energía y pilas recargables. Apaguemos la luz y los electrodomésticos cuando no los usemos. ¡Así también ahorraremos dinero!
8. Reduzcamos el uso del agua: el agua es cada día más escasa en el mundo por eso debemos cuidarla y darle un uso muy responsable. Debemos cerrar el caño al jabonarnos, afeitarnos o cepillarnos los dientes. Revisemos las conexiones para evitar fugas. Regulemos la boya del inodoro y cambiemos el tapón de la descarga con frecuencia para evitar pérdidas.
9. Adquiramos productos de las empresas responsables: que nuestra decisión de compra premie a las empresas que respetan a sus trabajadores, a sus clientes y cuidan el ambiente cumpliendo las leyes y normas. Es una buena forma de alentar aquellas que no lo hacen todavía.
10. Adoptemos un estilo de vida responsable con el ambiente y la gente: un consumidor responsable es un ciudadano informado y activo, capaz de optar por lo menos dañino para la salud y el ambiente. Es un ciudadano cuya forma de consumir es un ejemplo para otros, especialmente los niños y las niñas. Está convencido que su poder de compra puede ser una herramienta eficaz para cambiar la situación de inequidad social y destrucción de los recursos naturales.